En sentido general, una estrella es todo objeto
astronómico que brilla con luz propia; mientras que en términos más técnicos y
precisos podría decirse que se trata de una esfera de plasma que mantiene su
forma gracias a un equilibrio hidrostático de fuerzas. El equilibrio se produce
esencialmente entre la fuerza de gravedad, que empuja la materia hacia el
centro de la estrella, y la presión que ejerce el plasma hacia fuera, que, tal
como sucede en un gas, tiende a expandirlo. La presión hacia fuera depende de
la temperatura, que en un caso típico como el del Sol se mantiene con la
energía producida en el interior de la estrella. Este equilibrio seguirá
esencialmente igual en la medida de que la estrella mantenga el mismo ritmo de
producción energética. Sin embargo, como se explica más adelante, este ritmo
cambia a lo largo del tiempo, generando variaciones en las propiedades físicas
globales del astro que constituyen la evolución de la estrella.
Ciclo de vida
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEic6yQZusG_T4wiCeZWGVu8A_orYkq2MFqtQK0vnDh7mEpHP77uapgY2ats0SJ4-EHuKaIOH9MSKupY4CAg-GAiFixrFLfXWuLSoU48fhAOGWnnWxoUgEpWobtwFYXVjVvc0B-FuldqyiKT/s1600/jovenes-estrellas.jpg)
Mientras las interacciones se producen en el
núcleo, éstas sostienen el equilibrio hidrostático del cuerpo y la estrella
mantiene su apariencia iridiscente predicha por Niels Bohr en la teoría de las
órbitas cuantificadas. Cuando parte de esas interacciones (la parte de la
fusión de materia) se prolonga en el tiempo, los átomos de sus partes más externas
comienzan a fusionarse. Esta región externa, al no estar comprimida al mismo
nivel que el núcleo, aumenta su diámetro. Llegado cierto momento, dicho proceso
se paraliza, para contraerse nuevamente hasta el estado en el que los procesos
de fusión más externos vuelven a comenzar y nuevamente se produce un aumento
del diámetro. Estas interacciones producen índices de iridiscencia mucho
menores, por lo que la apariencia suele ser rojiza. En esta etapa el cuerpo
entra en la fase de colapso, en la cual las fuerzas en pugna —la gravedad y las
interacciones de fusión de las capas externas— producen una constante variación
del diámetro, en la que acaban venciendo las fuerzas gravitatorias cuando las
capas más externas no tienen ya elementos que fusionar.
Se puede decir que dicho proceso de colapso
finaliza en el momento en que la estrella no produce fusiones de material, y
dependiendo de su masa total, la fusión entrará en un proceso degenerativo al
colapsar por vencer a las fuerzas descritas en el principio de exclusión de
Pauli, produciéndose una supernova.
No hay comentarios:
Publicar un comentario